Por Silvia Portorrico
Nuestras vidas fluyen en medio del vértigo de cada día. Existe, sin embargo, un momento que puede ser solo para nosotros y nuestros hijos: la hora de ir a dormir. No hay excusas, todos los chicos se van a dormir a cierta hora (al menos eso es lo que los padres intentamos) y en ese momento es cuando podemos plantearnos la mejor manera de estar con ellos: leyéndoles en voz alta.
No cuesta dinero, es relativamente fácil y solo se necesita estar dispuestos a pasar un tiempo afectuoso y cálido junto a nuestros hijos.
Cada noche un cuento
Así como Scherezade logró salvar su vida y la de las jóvenes de la corte contándole un cuento cada noche al atormentado rey, los padres podemos tejer un hilo poderoso por medio de la palabra que además de encantar a los chicos, los ayudará a avanzar en su camino como lectores.
La lectura moviliza y provoca intensas sensaciones. Leer antes de dormir, si se realiza de manera sostenida, se convertirá en un ritual que, además, facilitará la tarea de llevar a los chicos a la cama a una hora determinada. Eso les brindará tranquilidad y seguridad. El padre o la madre dispondrán de un momento único para comunicarse con sus hijos, calmando las ansiedades de la jornada y dispuestos a iniciar la lectura de un cuento que puede haber sido elegido por el niño o sugerido por el adulto, dependiendo de la situación y las ganas.
Algunas recomendaciones para tener en cuenta
Es importante establecer un horario para la hora de dormir y contar un cuento. Esa sistematicidad hará que los chicos esperen ese momento con alegría porque saben de antemano que se cumplirá con todo el ritual que incluye el placer de escuchar una historia y sobre todo, la proximidad con la voz narradora.
Es conveniente que se conozca el texto que se va a leer. Los padres lo tendrán que leer previamente ya que no todos son adecuados para la lectura en voz alta. Hay que calcular el tiempo de lectura. Aunque generalmente los niños suelen dormirse antes de terminar, no es conveniente que dure más de diez o quince minutos.
Es muy importante dejar que los niños interrumpan y realicen comentarios sobre lo que escuchan, pero no recomendamos que se utilice este espacio para evaluar la comprensión o preguntar acerca del contenido de lo leído. Este momento tiene que ser deliberadamente libre y gratuito. No les leemos con una intención didáctica, sino para establecer un vínculo de afecto y placer que será luego trasladado al placer de leer de manera autónoma.
Tengamos en cuenta que no es necesario ser actor o narrador profesional para leerles por las noches a nuestros hijos. Sin embargo, es conveniente saber que tenemos que modular adecuadamente, encontrar la entonación justa y en general el relato tiene que fluir con naturalidad.
Sugerencias para elegir los cuentos
No hay edad para disfrutar de la lectura en voz alta. Los niños muy pequeños van a disfrutar de la sonoridad de las palabras tanto como los más grandes encontrarán placer en las construcciones más complejas.
Por eso es necesario que los adultos estemos informados acerca de los libros adecuados para cada edad. No obstante, la sugerencia principal es que el cuento tenga una alta calidad literaria y que sea adecuado para leer en voz alta.
Cuando los niños son pequeños, se pueden elegir temas relacionados con animales o con personajes de corta edad que viven situaciones sencillas con las que los chicos se pueden identificar. Estos libros van acompañados de ilustraciones que se podrán ir mostrando a medida que se lee. Los chicos se detendrán en los dibujos, preguntarán y volverán a preguntar acerca de alguna imagen que en particular les puede haber llamado la atención.
A partir de los cinco años se pueden elegir historias en las que intervienen más personajes y generalmente se relacionan con vivencias de chicos de la misma edad que el lector. También es una edad ideal para los relatos maravillosos y los cuentos de hadas tradicionales.
Es necesario saber que la literatura infantil abarca muchísimos y valiosos temas y que el criterio para elegir tiene que ser siempre el de la calidad literaria, eso va a garantizar que sean cuentos que sorprendan, que apelan a la inteligencia del lector, que tienen múltiples interpretaciones. Cuando los chicos son más grandes, si han podido disfrutar de la voz del adulto durante los años anteriores, es muy probable que comiencen a leer de manera autónoma, buscando una mayor intimidad con el libro. Eso no significa que no podamos seguir leyéndoles por las noches, tal vez capítulos de novelas que convoquen a seguir al día siguiente. Tal vez intercambiando el papel del que lee (los chicos les leen a los adultos), pero siempre intentando estar presentes en cada nueva etapa, alimentando con nuevos títulos la biblioteca personal y compartiendo ese vínculo único e irrepetible que se construye noche tras noche en cada lectura en voz alta.